Eso de ver que el 8 de marzo «felicitan» a «las mujeres» me resulta un poco incómodo. No es un día para celebrar el hecho de ser mujer. Si no, tendría el mismo sentido que se celebrase el día del hombre. Es lo que muchos reivindican al no verle sentido, y es que no lo tiene si se plantea así. El 8 de marzo es un día de reivindicación de un trato igualitario en el trabajo, es el día de la mujer trabajadora, no un día para comprarle flores a tu novia. Es un día con una oscura historia de explotación y muertes que no se quieren olvidar, sobre todo porque no han quedado atrás esos tiempos.
No hay nada que felicitar a un negro por serlo, ni a una mujer por serlo ni a alguien con síndrome de Down por serlo. El 8M es día de reflexión y lucha, de cuestionar privilegios, de informar, de informarse, de no mirar hacia otro lado. Es un día como deberían ser todos, pero, como suele hacerse con los «días de», se usa como modo de atraer atención sobre un tema.
No felicites a nadie por ser mujer. Felicítala si quieres por su lucha. Pero, mejor, no felicites a nadie y sé tú parte de la lucha.