Mucha gente tiene una idea muy equivocada de qué es la higiene. La higiene no es lavar todo con jabón, lejía, alcohol, detergente, ducharnos todos los días, no llenarnos de tierra en el monte, usar desodorante… Según la principal definición de la RAE, la higiene es: «1. f. Parte de la medicina que tiene por objeto la conservación de la salud y la prevención de enfermedades.». Y algunas de esas cosas que menciono pueden tener que ver con la higiene (otras no) en algunos contextos, pero no como manera habitual de relacionarnos con nuestro entorno. Muchos de esos productos no sólo son tóxicos por sustancias sintéticas que contienen sino que también son nocivas porque nos hacen vulnerables a enfermedades. Cada vez más estudios vinculan la «higiene excesiva» en la que vivimos hoy en día en occidente con enfermedades como la diabetes y el asma o enfermedades autoinmunes como las alergias o la esclerosis múltiple. De hecho, una de las tres primeras causas de alergias es, según datos de un estudio publicados en TVE en 2008, la higiene «excesiva» junto con el consumo de lácteos y la contaminación del aire.
Los casos de estas y otras enfermedades han aumentado de forma muy significativa en las últimas décadas, en las cuales precisamente la «higiene» tal y como la entiende la mayoría de la gente se ha reforzado notablemente.
El estar en contacto con bacterias es necesario para el desarrollo de un buen sistema inmunitario. No algunas como la tuberculosis, pero la mayoría son inocuas y, de hecho, hay tres veces más bacterias en nuestro cuerpo que células que componen nuestro organismo. Sin ellas tardaríamos muy poco en morir infectados por bacterias que sí son nocivas y que nuestras propias bacterias no combatirían. Por eso después de un tratamiento con antibióticos es muy común contraer infecciones.
Las mejoras higiénicas en cosas como los partos, las operaciones, el acceso a agua potable, la protección ante ciertas bacterias específicas (como el cólera), etc. son algo que ha beneficiado mucho a los humanos. Pero, si, tal y como indica la RAE, la higiene trata de conservar nuestra salud y prevenir enfermedades, ya podemos ir cambiando el uso que le damos a esta palabra o, mejor, y si tenemos interés en estar sanos, ya podemos ir cambiando nuestros hábitos de vida en este sentido.