Nacer en una cárcel

Cuando eres niñå en esta sociedad te tratan casi siempre como a una máquina sin deseos ni necesidades ni intereses. No siempre porque tus progenitores tengan alternativa, de todos modos, ellos también están limitados en sus actividades.

Te levantan temprano, de noche, y tú con un sueño tremendo, que tu cuerpo te pide dormir más. A veces no quieres ir al cole y no entiendes por qué tienes que ir.
Te dan de desayunar/comer algo que no siempre te apetece (nosotras a veces variamos si ese día no nos apetece algo), o incluso cosas que no te gustan (y que te obligan a comer por capricho del adulto, que tampoco come cosas que a él no le gustan, pero a ti sí te obliga) te meten prisa para comer, vestirte, ir al váter… y tú jugueteando con lo que te encuentras y sin entender del todo a qué viene tanta bronca con lo de darse prisa.

Te recogen, te llevan a casa de alguien mientras tus padres hacen cosas que tienen que hacer. Igual no te apetece estar con esa gente. Igual te gustaría estar tranquila en tu casa. Te dan de nuevo de comer, merendar y cenar cosas que tú no siempre quieres (no digo que la dieta de una niña la tenga que marcar ella misma, a no ser que se dé el caso de que le gusten muchas cosas y entonces pueda elegir entre un amplio abanico de comidas que le aportan nutrientes similares).

Te dicen a qué puedes jugar y a qué no, y tú a veces tampoco entiendes por qué. Estás jugando a algo que te gusta y vienen a recogerte, que tienes que ir a comer, a dormir, al cole, al médico… y te cortan el rollo drásticamente cuando tú te lo estabas pasando pipa. Te comes broncas, gritos y malos tonos porque tus cuidadores están apurados y desquiciados.

Vamos, que los intereses del niño quedan en un segundo plano y rara vez priman sobre los de lås adultås. Llega el finde y, si no quiere ir al centro comercial y llora porque eso le aburre, le llaman «caprichoso». Ante el capricho de ir de compras de sus padres, o de ir a la playa, le llaman caprichoso a él en una circunstancia en la que POR FIN podría hacerse lo que él quería.

Luego alguna gente se queja de malas reacciones de lås niñås a veces, pero a ver cómo estaríamos nosotras si nuestra vida fuese un ajetreo de actividades que se nos imponen nos gusten o no, les veamos sentido o no, o nos vengan bien en ese momento o no. Que sí, que todas estamos limitadas y condicionadas, pero en su caso es mucho peor. Es como nacer en una cárcel e ir consiguiendo permisos con los años, según vas cumpliendo la condena.

Me dan mucha pena lås pobres niñås.

Andressiño padece en la roca

 

 

 

Acerca de andressolo

Procuro vivir sin causar daño al resto y sin morderme la lengua respecto a nada. Aquí tengo algunos de mis artículos.
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