«La sociedad avanza», se dice muchas veces. Avanzar avanza, sí. Otra cosa es que sea en una dirección «positiva» (al menos a mis ojos, claro).
En muchos momentos pasados de la historia una agresión sexual a una niña de 5 años habría sido castigada con más de 3 años de prisión y una compensación simbólica de 1.000 euros por el hecho de que la niña no aparentaba haber sufrido ningún trauma, tal y como dijo el tribunal en un caso reciente.
Cuando yo era adolescente (e incluso bastante después) cosas como la Ley Mordaza eran impensables.
En Francia reintroducen el servicio militar obligatorio (a ver si los siguientes no son los jóvenes españoles).
En EEUU gana las elecciones el cowboy más macarra, violento y retrógrado que uno pudiera imaginarse. Y en su caso no ha tenido ni que esforzarse por engañar al electorado tampoco, como ocurre con el auge de la ultraderecha en Europa.
El porno ha pasado de ser «simplemente» muy machista a ser una salvajada misógina de semejante nivel que es inconcebible cómo puede ser legal (y cómo puede ser que el porno más bestia y violento contra las mujeres sea el más demandado).
Los derechos laborales parecen ya un concepto de ficción. CCOO y UGT se han encargado durante décadas de colaborar con los explotadores para que nos vayan usando como trapos, convenciendo a los trabajadores de que defienden sus derechos porque dicen «no» a una cosa mientras dicen «sí» a otras 50 de bastante más importancia.
Nos las van colando poco a poco, nos van generando cada vez más miedo, nos dividen cada vez más, la gente se va acostumbrando a resignarse, a agachar la cabeza hasta el punto en que la tiene hundida en la tierra y bien tapada con cemento.
Cosas como la Ley Mordaza no van a ir marcha atrás aunque cambie el gobierno. Si el gobierno vuelve a cambiar será hacia PSOE una vez más o Ciudadanos o coaliciones entre esos y PP. Y aunque el PSOE se vaya a querer lavar la cara haciendo algunas pequeñas reformas, lo grueso del tema va a seguir ahí.
El único aliento positivo que he sentido desde hace tiempo es que un partido como Podemos haya conseguido tanto apoyo. Pero no es más que un pequeño y modesto freno en una sociedad que nos dirige cada vez más a una brutal dictadura capitalista que, a diferencia de otras dictaduras del pasado, está ya tan bien enraizada y aceptada socialmente que me parece que no va a caer jamás.
andressolo 