En EEUU van a juzgar a un chaval de 15 años bajo los criterios oficiales usados para juzgar y condenar a un adulto. Se le acusa de terrorismo y asesinato por haber matado a tiros a 3 compañeros de su escuela y herido a otros 7.
En un país en el que la posesión y uso de armas están normalizados, en el que se sigue sin tomar medidas para regular y solucionar este problema, en el que la vida de las personas se ve despreciada de formas varias, como aplaudir invasiones militares, utilizar la pena de muerte como castigo o indultar de forma sistemática a policías blancos que matan a negros pobres… pues igual no es de extrañar que alguien con las hormonas un tanto revueltas por puras cuestiones biológicas (la adolescencia) cometa semejante crimen. Además de que es muy probable (casi obvio) que sufra graves problemas mentales o anímicos y que seguramente sea víctima de alguna forma de maltrato (por activa o por pasiva) por parte de sus padres, profesores, compañeros o la propia estructura social en la que vive.
Este es uno de los más de 630 tiroteos masivos (con más de 4 víctimas) que se han dado en lo que va de año en EEUU, de los cuales 138 han sido en centros escolares. Si esto ocurre en EEUU y no en Canadá, Cuba, Portugal o Islandia igual es por algo que va más allá de lo que pueda llegar a hacer un adolescente con un cruce de cables severo. Si sucede en EEUU y no en esos otros sitios, ¿es al chaval al que debemos juzgar? ¿Lo juzgamos por haber nacido en un país y no en otro, cuando es evidente que no habría hecho lo mismo si no viviese en EEUU?
La industria armamentística y sus negocios. La educación y sus descalabros. La falta de atención a la salud mental y sus consecuencias. La sociedad capitalista y su «todo vale si genera ganancias». Quizás serían esas cosas a las que habría que juzgar por terrorismo y asesinato, no a un chico que es también una víctima, no sólo los 10 que tienen una bala en el cuerpo.
