Vegan@s que afirman que TODOS los animales sienten.
Antipsiquiatristas que niegan la utilidad de cualquier medicación o diagnóstico.
Feministas que niegan que haya diferencias de ningún tipo entre el grueso de las mujeres y el de los hombres.
Anti-homófob@s que dicen que tod@s somos bisexuales «por naturaleza».
Las exageraciones y generalizaciones no ayudan a ninguna causa, al contrario.
Hay animales que ni tienen sistema nervioso. Hay otros que no tienen sistema nervioso central, sino periférico (o sea, no tienen un centro de procesamiento de las sensaciones). Incluso hay algunos, como los bivalvos, que a pesar de tener sistema nervioso, es bastante probable que no sufran porque su tipo de vida no lo requiere. Reivindicar por igual el «derecho a no sufrir» de una medusa y el de un cerdo no hace sino perjudicar al cerdo y a muchos otros animales.
L@s psiquiatras, en su mayoría, recetan medicinas y reparten diagnósticos con una alegría que da miedo. La mayoría están al servicio de las empresas farmacéuticas. Todo problema, o incluso rasgos personales, lo convierten en un trastorno y te ponen una etiqueta. No se buscan modos de ayudar al paciente por otras vías porque es menos lucrativo. Pero algunos diagnósticos ayudan a que alguna gente entienda por qué le pasa lo que le pasa y a encontrar la medicación apropiada, que ayuda a mucha gente en ciertos casos a dejar de vivir verdaderos infiernos, como es mi caso, que desde que tomo medicación para mi trastorno bipolar tengo menos ansiedad y no me deprimo profundamente ni durante meses. Mi vida ahora no es genial, pero no es un infierno constante.
Aparte de que la definición de hombre y mujer no es clara, por lo general, lo que llamamos vulgarmente hombres y mujeres como grupos tienen ciertas diferencias. Los récords de atletismo los tienen hombres y no mujeres porque dentro del grupo de «los hombres» la media es más fuerte que las mujeres (lo cual no significa que un hombre sea más fuerte que una mujer necesariamente). Y la capacidad de empatía en una mujer suele estar más desarrollada porque tiene una función evolutiva más obvia que en el caso de los hombres. Si en épocas «primitivas» un hombre pasaba de un bebé la madre podía alimentarlo, pero si la madre pasa del bebé es más probable que éste muera. También la tendencia a la agresividad en el grupo de los hombres es mayor, seguramente porque al dedicarse menos a cuidar a las crías se dedicó más a la caza, a defender al grupo de agresiones o a los conflictos bélicos y esto se vio favorecido evolutivamente al aumentar la posibilidad reproductiva.
Si viviéramos en una sociedad no-heterocéntrica, tanto la homosexualidad como la bisexualidad serían mucho más comunes, pero eso no significa que todo el mundo fuera a ser bisexual. Tampoco existe presión social para que te gusten o no te gusten muchas otras cosas y los gustos son variados.
Para reivindicar algo no tienes que irte al extremo contrario porque a menudo caes en falacias y tu discurso pierde credibilidad. Y eso afecta a quienes luchan por esas cosas con un poco más de cabeza y a las víctimas que defienden.