Los estigmas, ignorancia y prejuicios respecto a la salud mental han hecho que se piense que son sólo determinadas personas quienes tienen problemas de salud mental. Y han hecho que quienes reconocen tenerlos (o quienes son diagnosticados) sean vistos como los únicos que los tienen. Eso ha creado una sociedad dividida en gente cuyo criterio es tenido en cuenta y otra gente cuyo criterio se considera inválido.
Ese estigma y discriminación hacen que millones de personas que tienen problemas de salud mental no lo reconozcan (a veces porque sus propios prejuicios les hacen huir de la idea de que ellas puedan ser una de esas, otras veces por miedo a la marginación o desprecio) y que, como consecuencia, tengan que vivir sufriendo una barbaridad para no ser discriminadas. Ese sufrimiento se agudiza cuando en algunos casos los problemas mentales de alguien afectan a otros. La cosa se vuelve cada vez más turbia e insana porque en vez de entender que Luis tiene un problema con canalizar su frustración y que cuando está mal lo mejor es dejar que se tranquilice, lo que se hace es tratar a Luis como un desagradable, gritón o incluso violento. Pero la discriminación es tal que Luis prefiere ser visto como borde o violento que como alguien con un problema mental.
Eso dificulta que Luis pueda mejorar, porque no puede hablar de su problema abiertamente sin que lo estigmaticen. Y eso impide que los demás sepan cómo tratar a Luis, que, como todos, tiene una personalidad que es bueno conocer para saber cómo actuar con él. Yo no me tomo el comportamiento de una persona u otra de la misma manera sin tener en cuenta su edad, cultura, situación anímica… No es que Luis sea un cabrón. Igual es víctima de una educación en la que la posesión y los celos se vinculan mucho al amor. Luis tiene un problema mental. Vincula el enfado con una muestra de amor. Un problema mental de los más comunes. Si no tenemos en cuenta su situación podemos caer en el burdo «es un cabrón», pero seguramente acertemos más si entendemos por qué actúa así. Su contexto social le ha hecho desarrollar un problema mental. Y cuando exprese sus celos igual es más sano el escucharle y hablar con él sobre ese problema que culparlo o descalificarlo diciendo que tiene una enfermedad mental.
Luis tiene la suerte de que los celos es uno de los problemas mentales más comunes en nuestra sociedad y no será marginado por ello. De hecho ni se considerará que tenga un problema mental. Pero también es eso lo que hará que Luis vaya a seguir padeciendo celos toda su vida, sufriendo por ello y haciendo sufrir a otras personas muchas veces.
La solución a problemas mentales requiere de que la persona los reconozca, pero para eso el resto tenemos que tener una actitud que le dé confianza y que no tenga miedo al rechazo si reconoce abiertamente su problema. Tiene que ver que no es una enferma mental sino, como todas, una persona con problemas mentales.