La interseccionalidad de las luchas está muy bien a nivel personal, pero estratégicamente me parece un error porque cuanto más estreches el paso a la gente que se puede unir a un movimiento más pequeño y débil será este.
Si para que una persona sea vegana le exiges que sea anticapitalista, feminista y tropecientas cosas más lo que consigues es que muy poca gente se haga vegana. O feminista. O anticapitalista. Yo creo más positivo que haya 1.000 veganas machistas y clasistas, 1.000 feministas especistas y clasistas y 1.000 anticapitalistas machistas y especistas, a que haya sólo 50 anticapitalistas que también son feministas y animalistas. Cambian más 3.000 personas trabajando esos temas por separado que 50 personas más puras que el agua destilada y que tienen muy poca repercusión social por exigir pureza a quienes quieran trabajar a favor de esos temas. Hay miles de feministas que trabajan mucho por ese tema y que sin embargo comen animales. Hay miles de vegan@s y animalistas que son machistas, de derechas o capitalistas (y gracias a eso en lugares como Inglaterra el movimiento animalista consta de muchísimas más personas que en otros sitios). Y hay miles de anticapitalistas que comen animales y son machistas.
¿Preferimos que alguien sea capitalista, machista y especista a que sea una de esas cosas pero no las otras? ¿El fin de un movimiento es aglutinar a una poca gente «pura» o generar cambios sociales?
Y esto que digo no significa que yo no vea relación entre todos los tipos de supremacismo y las luchas contra ellos. Y no significa que no me sorprenda cómo alguien puede aplicar un discurso libertador en unos temas mientras defiende uno supremacista en otros. Es una cuestión meramente estratégica.

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