En los libros de historia, en las publicaciones reivindicativas, en las noticias… nos hablan de genocidios, pero normalmente sólo de algunos. Hay genocidios como el que se comete contra las mujeres a nivel internacional del que parece que casi nadie habla como tal. Pero hay uno que afecta a mujeres y a hombres directamente. Dejaré al lado el genocidio contra los animales no-humanos, que es con diferencia el más grave y que más sufrimiento y víctimas causa. Pero bueno, sobre eso ya escribo con frecuencia y hoy me quiero centrar en un genocidio del que nunca he oído hablar como tal: el genocidio de la clase obrera.
Desde tiempos inmemoriales ha habido clases. Ricos, pobres, dirigentes, sometidos, hombres, mujeres (sí, ser mujer es una clase social), explotadores, explotados… Y desde tiempos inmemoriales a los poderosos les ha importado un pimiento el someter, explotar o aniquilar a quienes están en una posición vulnerable con el fin de enriquecerse más u obtener más poder.
Es quizás la continuidad en el tiempo lo que nos ha hecho casi normalizar esta jerarquía criminal, o al menos no considerarla como lo que es: un genocidio. Y puede que esto se agrave de una forma espeluznante en los próximos años debido a la mecanización de la producción, que dejará a infinidad de personas sin siquiera ese euro o dos diarios que representa su salario, ya que serán sustituidas por máquinas.
Millones de personas pobres mueren a raíz de su situación de pobreza, de diferentes maneras (enfermedades, mala alimentación, accidentes laborales, ahogamiento huyendo de la miseria, sobrecarga de trabajo, falta de trabajo, salarios que no permiten sobrevivir siquiera, ejecuciones o encarcelamientos por delitos que también cometen los ricos pero a gran escala…). Y muchos pobres no mueren por serlo, pero viven explotados, oprimidos, callados, amedrentados, enfermos, huérfanos… Si esto se hace a judíos, una etnia bien conocida por su boyante estatus económico (lo cual no significa que ser judío implique ser rico ni mucho menos), el genocidio que sufrieron nos lo recordarán hasta el fin de los tiempos (y con él algunos justificarán otros genocidios como el cometido por Israel contra los palestinos). Si ocurre contra un pueblo musulmán como los Rohinya pues tardan años o meses en mencionarlo siquiera y pronto cae en el olvido. Y si se trata de todos los proletarios o campesinos del mundo ya es que ni se menciona, ni se considera genocidio. Y no se considera genocidio porque no se trata de algo explícito por parte de los verdugos. Los ricos y poderosos no dicen abiertamente “os vamos a esclavizar y exterminar, pobres de mierda”. Simplemente lo hacen y punto. Así no queda tan feo, ni pasará a los libros de historia como un genocidio.