A veces hablando del machismo se nos pinta a las mujeres como únicas víctimas y a los hombres como los opresores. Y a veces se te llama machista sólo por mencionar que también a los hombres les perjudica el machismo. No es que afecte del mismo modo a un hombre que a una mujer, pero que el grado normalmente sea inferior no significa que ni se pueda mencionar el tema sin ser objeto de burla o ataque. También sufre más el machismo una española que una sueca y eso no significa que las suecas no se puedan quejar del machismo que hay en Suecia.
Socialmente existen unos roles de género y se esperan de ti ciertas cosas. Pero cosas que en un principio pueden parecer ventajas para los hombres pueden en realidad serlo sólo para algunos hombres, y ser un grave perjuicio para muchos otros.
Uno de los planos más importantes en nuestras vidas es el plano emocional o sentimental. Algo que si podemos expresar nos ayuda mucho a ser más felices. Algo castradísimo en «los hombres», a quienes se les ve como ridículos o patéticos si expresan su tristeza cuando se acaba una relación (tienen que decir «era una puta» en lugar de «estoy hecho polvo, la echo de menos» para que no se burlen de él), o cuando están enamorados («a esa me la follaba yo» en lugar de «no paro de pensar en ella»). Incluso llegan a gritarle «piropos» a tías por la calle para evidenciar su «hombría» ante el resto (fruto de la inseguridad que les ha generado una educación que exige eso de un «hombre»). También decir que estás muy triste y abatido es objeto de burlas por «nenaza», por no «ser fuerte», por «llorar como un maricón». Cuando te piden explicaciones por algo a veces la respuesta sería sencilla si explicásemos nuestro estado emocional, pero si eres tío no puedes hacerlo sin que te machaquen. En este tema las tías tienen una ventaja tremenda, y no es moco de pavo esto, es quizás una de las cosas más importantes en cuanto a ser mínimamente feliz.
Luego hay cosas como enterarte de que alguien te critica sin conocerte de nada sólo porque eres un tío y hay que hacer un trabajo de fuerza en casa de tu amiga y no lo haces. Porque se asume que tú eres fuerte y decidido e, incluso no siendo tu casa, te tendrías que haber prestado tú para hacerlo. También he tenido que vivir varias veces un linchamiento verbal a gritos en mercados cuando, para turnarnos, le paso el carro con las cajas de fruta a una amiga. Porque yo soy «el hombre» y tengo que cargar con el peso todo el tiempo.
No es precisamente algo a ignorar tampoco el que siendo un tío feminista te comas hostias a dos bandas, por parte de tíos que te dicen que eres como un judío nazi (porque para ellos el feminismo es anti-hombres), o que quieres ligar, y de tías que piensan que tu opinión sólo es válida si ellas la validan, y que tú eres feminista sólo si ellas te consideran «su aliado».
También, si te hostia una tía tienes que joderte y aguantarte, porque como se la devuelvas te comen otr@s a hostias y encima te llaman machista. Cuando yo vi a una tía pegando a un tío y tuve que llamar a la policía, allí había al menos dos decenas de personas mirando, cuando si hubiese sido al revés ya habrían llamado a la policía y quizás ya habrían hecho algo para frenar la agresión.
Pero bueno, me podría pasar aquí horas describiendo casos en los que el machismo, a pesar de implicar situaciones peores para las mujeres en la mayoría de los casos, afecta muy negativamente a los hombres, que, encima, se ven tratados de «opresores» por el mero hecho de tener polla. Hay mujeres que son mucho más felices siguiendo su rol que muchos hombres. Si eres una tía delgada, coqueta, superficial, dependiente y a la que le gusta resultar atractiva pues vas a ser mucho más feliz seguramente que un tío sensible, débil o inseguro.
Luego aun te encuentras a algunas tías que se ríen con cinismo cuando hablas de esto, reproduciendo ellas mismas el patrón machista y patriarcal de «el tío es fuerte y tiene que aguantar, nosotras somos las pobres víctimas indefensas».
andressolo 