La discriminación basada en los atuendos que llevas es muy grave a veces. A menudo se le resta importancia porque «si no quieres que te discriminen vístete de otra manera y ya está». Ya, y si quieres que no te discriminen por ser gay, no te beses con tu pareja en público. Y si quieres que no te discriminen por gordo adelgaza. Y si no quieres que te discriminen por tomar ciertas drogas no las tomes o miente y di que no las tomas. Y si no quieres que te discriminen por ser bipolar, oculta que lo eres.
Resumiendo, si te discriminan es porque quieres, vamos. Sólo tienes que renegar de ti misma, de tus ideas, tus sentimientos, tus gustos, tus orígenes, tu personalidad, tu identidad… y ya está! Ni que fuera tan complicado, oye.
Pues sí, a algunas nos es complicado. Una de las cosas que definen mi personalidad es que yo voy de cara, que me muestro como soy, que no pienso vivir en el armario del género, ni en el de los problemas mentales, ni en el armario de la ropa.
Yo me visto principalmente con ropa que me he encontrado o que me da gente que no la usa. Como excepción cabe mencionar camisetas interiores de poliéster (no puedo usarlas de algodón, por desgracia, que tengo montones), calzoncillos, calcetines y poco más. A mí lo que piensen de mí por cómo visto me importa algo cercano a cero. No cero siempre, pero casi. Lo más duro fue ir con bigote por la calle y en bus, yendo a un cásting. Pero claro, porque tampoco me siento identificado con ese aspecto. Pero sí me siento identificado con mis pantalones de chándal y mis sudaderas con capucha.
Como mucha de mi ropa la recibo ya vieja, o la envejezco yo de tanto usarla, pues alguna tiene manchas que no le salen o tiene alguna parte rota. Y a mí me la pela soberanamente. Pero no se me ve bien si voy por ahí así. Me paran más los maderos, me miran mal por la calle, me impiden entrar a ciertos locales (imagina que te dicen que no puedes entrar por negro o por lesbiana)…
Que me tenga que disfrazar con ropa más «formal» o menos vieja (en realidad para mí ir «formal» es ir con un chándal que no esté roto) para que me hagan más caso en los médicos, en urgencias, al alquilar una sala de exposiciones, al buscar un trabajo, etc. es como si tuviese que vivir en el armario siendo gay (pero esta vez en un armario de verdad). Y que incluso tus amigos te hablen en plan «ya te vale» por ir así al médico, donde no te han hecho ni caso por ir vestido como vistes siempre, pues revienta bastante, porque a su amigo gay no le «riñen» por no ocultarlo sino que se quejan de lo homófobo que era el médico.
Sé que el tema de llevar hijab, minifalda, cresta de colores e imperdibles, etc. son serios problemas también en muchos casos. Pero quería hablar esta vez de esa discriminación que me toca tan de cerca y que llaman «vestir mal», que ya la propia expresión tiene tela.

Ande yo riendo y caliéntese la gente