En contra de lo que alguna gente afirma, la violencia que usa al niño como una mera herramienta para hacer daño a otra persona adulta no es un tipo de violencia de género.
De hecho el considerarla violencia de género lo que hace es invisibilizar el daño a la niña y hacer que el verdadero drama recaiga en el daño a una adulta, cuando la víctima directa es, evidentemente, la menor. Y no se trata sólo de matarla o agredirla físicamente. El uso del niño para hacer daño, restringiendo el que pueda ver a sus seres queridos o disfrutar de cosas que le puedan recordar a ellos, o causándoles sufrimiento de cualquier modo con el fin de dañar a un adulto es violencia vicaria.
La violencia vicaria es una reducción del niño a una mera cosa con la que herir, un arma. Y esa es la principal víctima, y sobre la que debería recaer la principal atención, aunque sea un hecho el que la mayor parte de estos delitos sean cometidos por hombres para hacer daño a mujeres.
Si yo mato a la mujer de mi vecino para hacerle daño a él (y encima si esto se trata de una dinámica común, como la violencia vicaria) lo que se está dando es una cosificación de las mujeres. La principal víctima sería su mujer, no mi vecino. Sería violencia machista. Y decir otra cosa sería una expresión de machismo.
Lås niñås no son cosas, no son herramientas, no sor armas. Y el análisis de su uso como tales no puede ser en función de quién es la persona adulta a la que se pretende dañar, ni de su sexo o género. Si se trata de un caso de violencia de género es algo a añadir, pero considerar que la violencia vicaria es principalmente eso es un discurso claramente supremacista, adultista y que sigue contemplando a lås niñas como cosas.
