A veces , como la mayoría de la gente vegana es una arrogante, altanera, brasas, elitista e insoportable (tanto como mucha otra gente no vegana, pero de ella no depende el sufrimiento de millones de animales), te dan ganas de desvincularte del término para que no te identifiquen con esa clase de personas y para que quien te escuche no lo haga ya con prejuicios por identificarte con gente así.
Pienso que de entrada no es útil ir con la bandera de “vegano” ni definir tu postura simplemente diciendo “soy vegano”, ya que eso puede sonar como si te identificaras con un grupo y no con una ideología, como si estuvieras queriendo resaltar que tú eres diferente y que formas parte de ese grupo de “los diferentes”. Creo más oportuno decir cosas como “no consumo productos de origen animal”, o “prefiero no hacer sufrir a los demás”, por ejemplo (habrá muchas maneras y dependerá del contexto).
Pero a la hora de difundir las ideas que promueve el veganismo sí creo de utilidad el uso del término. Al hacer campañas, por ejemplo. Es muy difícil promover una ideología si no tiene un nombre al que la gente se pueda referir con facilidad. Intentar que se popularice una idea a la que hay que referirse como “un modo de vida en el que se intenta hacer el menor daño posible a los demás” o “una ideología que propone una forma de vivir causando menos sufrimiento” o cosas similares es complicado.
Es una mierda tener que definirte como feminista, comunista, vegano, anarquista, ecologista, demócrata o tantas otras cosas, porque mucha gente te va a identificar con gente que no es como tú y con actitudes que tú no tienes. Pero si le das la espalda al término y lo dejas en manos de la gente más taruga, le estás dando el poder de cargarse por completo el avance de un movimiento. Abandonar por completo el término “vegano” sólo porque la mayoría de veganos son insoportables es dejar la promoción de la idea de tratar con respeto a los animales, humanos o no, en manos de gente cazurra, dogmática, elitista y prepotente. Igual que con el feminismo, por muy mala fama que tenga la palabra y por muy estúpida que sea la mayoría de la gente feminista, el distanciarse del término y dejarlo en manos de esa gente más taruga va a ser una buena hostia para la lucha por la igualdad entre sexos/géneros.
Hay que aprovechar la popularidad que ha tomado el término “vegano” (hace 20 años casi nadie en España sabía qué significaba, y si esto ha cambiado ha sido por el trabajo de muchas personas) para hacer ver a la gente que no es algo de gente rara, de prepotentes, de jóvenes alternativos o de frikis de la salud. Ahora vemos cómo en muchísimos paquetes de comida en supermercados pone “apto para veganos” o “vegano” para indicar que no contiene productos animales. ¿Hemos trabajado tanto hasta conseguir algo así, que normaliza y a la vez populariza el término e idea, para ahora dejarlo en manos de los veganos más tarugos? Yo creo que es mejor seguir trabajando y difundiendo ese término, para que la gente pueda identificar fácilmente a qué se refieren otros cuando hablan de ello, haciendo esfuerzos por aclarar que no todos los veganos son iguales, que hay mucho vegano tarugo y haciendo una crítica pública y explícita contra gente que usa el veganismo como altar al que subirse y ver al resto como seres inferiores. Es parte de la labor de un movimiento el hacer trabajo interno a nivel estratégico y táctico, y desde los propios movimientos hay que saber distanciarse de quienes usan el mismo término que tú pero con fines o formas muy distintas (hay quien es “vegano” por moda o por sentirse superior y hay quien lo defiende de forma chulesca, agresiva o incluso violenta). Alguien feminista no tiene que huir del término feminista (no siempre al menos) sólo porque alguna gente misándrica se esconda tras ese término para escupir odio y burlas hacia quien no es mujer. Lo que creo que es más efectivo es, como he dicho, distanciare pública y explícitamente de esa gente.
Hay un miedo terrible a las escisiones y a los conflictos internos, y se tiende a ser tolerante con conductas realmente repulsivas y que van incluso en contra de los propios principios de una ideología sólo por no enfrentarse con alguien que decide identificarse con un mismo término. Y la unión no siempre hace la fuerza sino que a veces es todo lo contrario. A menudo un pequeño grupo de idiotas mandan a la mierda el trabajo de años de muchas personas. Y esa gente es enemiga de ese movimiento por mucho que se ponga una etiqueta.
Hagamos que la palabra veganismo deje de identificarse con gente engreída y despectiva, no regalemos tantos años de trabajo a una panda de chulos dogmáticos cabezacuadradas que insultan a quien no es vegano, que dicen que comer un animal que encuentras muerto en el monte “no es vegano”, que dicen que el veganismo es defender también a animales sin sistema nervioso central, como las medusas, corales, esponjas, etc., que se dedican a buscar a quien acusar más que a quién ayudar… Esa gente no representa el veganismo. Es a ellos a quienes hay que “echar” (minimizar su repercusión en el movimiento), no debe ser la gente inteligente y más coherente la que ha de huir dejando algo que tanto ha costado hacer avanzar en manos de quienes lo usan meramente como forma de sentirse superiores.