Hay gente que apoya ideologías y que forma parte de un movimiento meramente porque se le ha cruzado gente en su vida que le ha hecho sentir «especial» o «mejor que los demás» por pertenecer a él. Pero lo peor de todo es que no son unos pocos, es que es la mayoría. Y esto se comprueba de forma evidente al observar que muy pocos son capaces de defender coherentemente lo que dicen en cuanto les sacas de sus cuatro respuestas programadas y les aparece un factor que no se «habían estudiado». Cuando no hallan respuesta en sus mandamientos ni encuentran citas de ningún autor o gurú que les haga sentir que tienen más razón por encontrar en ellos un respaldo, ves que se ponen a patalear y a «argumentar» con cosas que a veces son de verdadero cachondeo. Aunque a mí me dice lo mismo de su integridad ideológica el que no sepa defender algo como el que sólo sepa citar a alguien para dar una respuesta.
Y es por este borreguismo, esta falta de preparación (la preparación no es leerse a muchos autores, es entender por qué defiendes lo que defiendes), esos berrinches cuando no se sabe argumentar, etc. por lo que mucha gente se opone a ciertas ideas o movimientos.
En vez de razonar algo y después defenderlo por verle sentido a eso, mucha gente lo que hace es unirse a un grupo o movimiento y después dedicarse a defender esa ideología, porque se identifica con ella.
Y, por muy triste que sea, esto no va a cambiar. Es un comportamiento humano generalizado que se ha repetido a lo largo de la historia y en todos los sectores y grupos, desde los formados por millones de individuos a los formados por unas decenas, a veces menos. El buscar seguridad en el grupo, el creerse con más razón al no verse solo, el querer sentirse mejor que otros, el defender algo sin entender el fondo, el tener que recurrir a citas de otros por falta de criterio propio… eso es lo que nos topamos allá donde vayamos (si hay humanos allí, claro).