El delito de odio más común y más grave es precisamente uno que no contempla la propia definición que ofrece el estado (y no es que se les haya olvidado). La explotación, sometimiento y asesinato (de múltiples formas) de alguien pobre por parte de alguien rico es lo más extendido, allá donde vayamos.
Mientras la sociedad «avanza» en ciertos aspectos y ahora no se aceptan ciertas declaraciones o acciones contra mujeres, homosexuales, trans, personas no-blancas, etc. y se han creado conceptos como «delito de odio» para ese tipo de delitos, hay un tema que no interesa tocar: el del clasismo (hasta me subraya la palabra el ordenador sugiriendo que he escrito mal). Porque el sistema capitalista puede funcionar sin racismo, sin sexismo y sin homofobia (puede suponer un problema marginal o un «reajuste» en ciertas estructuras, aunque no sean leves). Pero no puede funcionar si condenamos por delito de odio a quien explota o masacra a la gente pobre. Normalmente sufre menos discriminación y violencia una mujer rica que un hombre pobre, un niño rico que un adulto pobre, una negra rica que una blanca pobre o un gay rico que un hetero pobre.
Han conseguido que decir «machista», «racista», «homófobo», etc. suenen como cosas mucho más graves que «clasista». Igual que han conseguido que para insultar a un capitalista mucha gente caiga en llamarles «fascistas», como si el término «capitalista» no fuese suficientemente severo o insultante. El capitalismo ha causado muchísimas más víctimas que el fascismo. Pero llamarle «capitalista» o «clasista» a alguien que obliga a personas a morir ahogadas en el mar nos suena incluso como algo demasiado «light» para describir a alguien tan despiadado. Porque nunca nos ponen en la tele noticias ni reportajes ni nada tachando ninguna atrocidad de «crímenes capitalistas» o «crímenes de odio clasista».
Nos han jodido tanto que hasta nos da vergüenza el aceptar que hemos descuidado nuestra salud por motivos económicos (no poder pagarnos un médico, un tratamiento, unos medicamentos o unos suplementos) y nos hacen sentir culpables por haber comprado unas galletas cuando no eran esenciales para nuestra subsistencia. Tienen totalmente erradicada la conciencia de clase, nos sentimos vagos si no trabajamos más por un salario de mierda, te llaman parásito social A TI y no al rico que vive de tu explotación.
No debemos descuidar todas la otras discriminaciones mencionadas, y hacemos bien en apuntalar bases sólidas para intentar erradicar el racismo, xenofobia, misoginia, homofobia, psicofobia, etc. pero tampoco debemos permitir que toda la atención de la gente «progresista» se limite a eso y deje de lado la principal causa de sufrimiento humano. «Proletarios del mundo uníos o la lleváis clara», dijo alguien hace tiempo ya; tanto que parece que nos hemos olvidado de qué significaba más allá de un slogan bonito.
