No existe la ortodoxia mental o anímica, con lo cual hablar de «trastornos mentales» es absurdo a no ser que consideremos que toda persona tiene uno y contemplemos sus problemas de esa índole como un «trastorno». O sea, como si alguien es más alto o más bajo… dependiendo de nuestra altura eso nos dará unos problemas u otros. Alguien de 1,80 no cabrá por ciertos sitios por los que alguien de 1,60 sí y quizás pueda quedarse atrapado en la montaña en un lugar donde alguien más bajo pueda huir. Del mismo modo que el más bajo quizás se quede sin poder alcanzar un punto de apoyo en una roca al que el más alto sí pueda acceder y así conseguir salvarse. Tiene un trastorno el más bajo? Tiene un trastorno el alto? No, tienen esa característica que les va a dar problemas en infinidad de situaciones.
Lo mismo con las discapacidades. Una de dos, o aceptamos que cada persona es diferente y tiene unas limitaciones que otros no tienen, y entonces no hablamos de discapacidades, o, si consideramos que existen discapacidades, pues todo el mundo tiene algunas. No es más discapacitado alguien que está en silla de ruedas y que es una persona con facilidad para expresarse o hacer análisis que una persona que corre maratones y no es igual de lúcida en esos temas. Al segundo no le llaman discapacitado. Por qué? Lo más importante en la vida es correr? No te ayuda mucho más en infinidad de situaciones el ser mejor comunicador o analítico? No puede llegar a ser mucho más feliz una persona en silla de ruedas que millones de personas que andan?
Con los trastornos o enfermedades mentales pasa lo mismo. O consideramos que todo el mundo tiene una de esas cosas, observando sus limitaciones, o, si no, eso no existe, sino que lo que existen son personas con rasgos mentales que le dan problemas. Y no es mayor problema necesariamente el ser bipolar o esquizofrénico que el ser dependiente emocionalmente, ser celoso, necesitar consumir para ser feliz, necesitar aparentar ser algo que no eres, ser poco ingenioso, tener necesidad de aprobación por parte del resto, ser incapaz de reconocer tus propios errores o problemas no sólo ante ti sino ante el resto, ser agresivo, ser sumiso… o incluso creer que hay gente que tiene problemas mentales pero que tú no, que tú entras dentro del modelo de «cordura» que tú mismo te has inventado y que te hace creer que quien tiene un trastorno son otros pero que tú eres «normal».
Quizás me haya estado equivocando hasta ahora al decir que tengo trastorno bipolar o trastorno obsesivo compulsivo en lugar de decir que soy bipolar o que soy obsesivo, como rasgos, no trastornos. Quizás siga hablando de «trastorno bipolar» o «TOC» en algunos contextos (o al compartir cosas que he hecho previamente) por facilitar la comunicación. Tampoco quiero dar más importancia al lenguaje que a los conceptos (como ocurre a menudo, generando problemas innecesarios entre las personas, o simplemente haciendo más complicado que la gente se entienda). Aunque tampoco tengo nada claro que el verlo como una mera cuestión lingüística tenga tan poca importancia, ya que realmente refuerza, y mucho, la psicofobia, la marginación y discriminación que padece mucha gente por ser tildada de «enferma mental», que lleva a menudo a ser objeto de acoso, burlas, insultos, amenazas, agresiones, secuestros legales sin juicio de forma indefinida (y sufriendo los mayores abusos legales a humanos que se dan hoy en nuestra sociedad) e incluso ser víctima de asesinatos, que a menudo se justifican con un «es que estaba loco y era un peligro».