Así como sólo l@s más ranci@s y conservador@s cuestionan todavía el que los gays y las lesbianas puedan amar con la misma intensidad que l@s heteros, o dicen que no han conocido el amor verdadero o el enamoramiento, porque eso sólo existe entre un hombre y una mujer, o que es que no han encontrado a la persona adecuada… la gente que no establece relaciones monógamas tiene que enfrentarse a ese tipo de comentarios constantemente. Y a menudo los tiene que aguantar de gente que se opone a la homofobia, como si la cuestión no fuese respetar y entender que cada persona siente de manera diferente y establece relaciones amorosas de forma diferente.
El que alguien se enamore de varias personas a la vez no significa que sienta ese amor con menos intensidad que la gente a la que no le ocurre eso; al igual que cuando conoces a un/a amig@ nuev@ no se reduce la intensidad del sentimiento de amistad por tus otr@s amig@s. No solemos tener un cupo limitado de capacidad para sentir amor o amistad. Y no olvidemos que ser monógam@ no es sentir amor o enamoramiento por una sola persona (que a poca gente le ocurre esto de forma prolongada al menos), sino establecer una relación amorosa exclusiva con una persona. Y esto se suele basar en la represión de sentimientos o apetencias, no es algo que le ocurra de forma espontánea a mucha gente. Es poco común que alguien sienta ese tipo de sentimientos por una sola persona a lo largo de años. Y muchas veces tampoco en el mismo momento. De hecho muchas relaciones se empiezan por el mero hecho de que coinciden las apetencias de las dos personas, cuando si fuese otra de las personas que nos gusta quien sintiese algo similar por nosotr@s la relación que se iniciaría sería con esa otra persona.
Algo que muestra una hipocresía tremenda es que mucha de esa gente que habla de “la persona”, “la elegida”, “la única”, a menudo conoce a una nueva y deja a esa otra que supuestamente era tan especial. Incluso muchas veces no sólo dejan de tener relaciones sexuales o vivir junt@s sino que además la relación pierde tanta intensidad que ni se vuelven a ver con frecuencia ni tener una amistad importante.
Es cierto que el sentimiento de enamoramiento no es que sea diferente en grado al de amistad sino que es diferente en tipo; creo que la gente que nos enamoramos notamos esa diferencia, aunque no sea fácil de explicar con palabras. Pero eso no significa que esa persona no sea nuestra amiga a la vez que nuestra amante. Ni significa necesariamente que sea más importante para nosotr@s que algun@s otr@s amig@s.
Hay quien dice “yo es que no puedo sentir ese mismo sentimiento por varias personas a la vez”. Ya, yo ni a la vez ni nunca. Nunca he sentido el mismo sentimiento por dos personas. Cada persona me genera un sentimiento distinto y lo más exacto sería que ese sentimiento llevase el nombre de esa persona. Pero como el lenguaje es así de limitante pues acabamos usando la palabra amor para definir lo que sentimos a veces por nuestra madre, nuestra vieja amiga del instituto y la persona de la que estamos enamorad@s. Y llamamos amistad a lo que sentimos por gente por la que en realidad sentimos cosas muy diferentes (a lo que sentimos por una persona con la que estamos muy bien porque nos divertimos mucho y hacemos el payaso, a lo que sentimos por una persona con la que podemos hablar de muchos temas sin prejuicios y aprender, a lo que sentimos por una persona con la que a menudo nos abrimos emocionalmente y que sentimos que nos comprende…). Y llamamos enamoramiento a lo que sentimos por diferentes personas, cuando a veces el único factor común es que pensamos mucho en ella, queremos pasar mucho tiempo con ella y nos emocionamos mucho al verla. Pero es que a mí eso me pasa también con gente de la que no diría que estoy enamorado. Es triste que con frecuencia nuestras relaciones personales se vean más condicionadas por el lenguaje que por las propias emociones. Esto se ve mucho en las relaciones entre novi@s. Se supone que ser novi@s implica ciertas cosas y es eso lo que determina el trato que se tiene, en lugar de ver cómo nuestras personalidades, sentimientos e intereses definen y conforman la relación.
También es un poco extraño el que mucha gente considere a su pareja “la elegida”, “la única”, y sin embargo sea alguien a quien trata con poco respeto, por saber que la tiene “agarrada” por vínculos emocionales difíciles de romper, y que se puede permitir el tratarla de modos que jamás le toleraría otra persona. A menudo se ocultan cosas que les cuentan a otr@s amig@s, a quienes dicen “que no se entere mi novi@”. También es común el engaño. El 70% de españoles y 40% de españolas reconocen (que no sabemos cuánt@s no lo reconocen y lo hacen) haber engañado a su pareja en este sentido, según una reciente encuesta emitida en TVE. Y encima muchas veces es gente no-monógama que respeta muchísimo a la gente que ama, con la que muchas veces tiene relaciones de muchos años, y a quien nunca miente, la que se tiene que comer comentarios que cuestionan la “calidad” o “grado” de su amor y su implicación en las relaciones.
Póngame otra de hipocresía con patatas, por favor.